Qué es y cómo funciona el dostarlimab, el fármaco que ha logrado la remisión del cáncer de recto en un ensayo

El dostarlimab ha sido noticia recientemente después de que se publicasen los resultados de un ensayo clínico de fase II para su uso en el cáncer de colon. En dicha investigación, publicada en el medio The New England Journal of Medicine, el fármaco logró la remisión completa de los tumores en todos los participantes.

El objetivo: cáncer con reparación de desajuste deficiente

El medicamento en cuestión pertenece a una rama relativamente joven de las terapias contra el cáncer, pero que en los últimos años ha crecido enormemente: la inmunoterapia. Concretamente, el dostarlimab es un anticuerpo monoclonal anti-PD-1.

Para entender lo que esto significa, debemos repasar algunos de los mecanismos causantes del cáncer. Normalmente, y tal como indica la Sociedad Americana del Cáncer, es normal que por el envejecimiento o por otros motivos (como el contacto con determinadas sustancias) las células sufran daño en el ADN. Nuestro organismo cuenta con varios sistemas para acabar con estas células y evitar que, al reproducirse, el daño se propague; por desgracia, estos métodos a veces fallan, y las células dañadas comienzan a reproducirse sin control.

Más en concreto, existe cierto tipo de cánceres (como muchos colorrectales, señala el estadounidense Instituto Nacional del Cáncer) en los que ciertos genes implicados en la corrección de fallos cuando la célula copia fragmentos de ADN (proceso necesario para ‘enviar’ la información de ese fragmento a los ribosomas, que después expresan el gen en forma de proteína) no funcionan correctamente. Esto se llama reparación de desajuste deficiente (dMMR, por sus siglas en inglés), y es el tipo de cáncer frente al que, al menos por ahora, el dostarlimab parece excepcionalmente eficaz.

El mecanismo de acción: inhibir los ‘puestos de control’

Como decíamos, las células cancerosas son uno de los elementos nocivos que nuestro sistema inmune debería detectar y eliminar. En condiciones normales, para hacer esto se sirve, entre otras cosas, de lo que se conoce como ‘puestos de control’: una serie de proteínas presentes en las células inmunes (a esta clase pertenece la proteína PD-1) que, al entrar en contacto con una proteína complementaria (en el caso de la PD-1, la proteína PD-L1) presente en otras células del cuerpo, funcionan como ‘interruptores’ que evitan una respuesta inmune.

Con todo, algunos tumores (que, no olvidemos, provienen de células del propio organismo que han sido dañadas) aún expresan la proteína PD-L1 (incluso, en cantidades mayores a lo normal, lo que efectivamente los protege de la acción del sistema inmune).

En este principio se basan ciertas inmunoterapias contra el cáncer, según desarrolla la Sociedad Americana del Cáncer, que buscan interferir en este sistema para ‘guiar’ al sistema inmune a atacar esas células que no reconoce como enemigas. Para lograr tal cosa, se emplean anticuerpos (una molécula que se une a otra de una sustancia extraña, llamada antígeno) monoclonales (siempre idénticos, ya que son producidos por un único tipo de célula inmune) producidos artificialmente para que se unan a una de las dos proteínas (la PD-1 o la PD-L1) de forma que el propio sistema inmune la reconozca como antígeno y la ataque, inhibiendo la función de los puestos de control.

Por este complejo método, se elimina la cobertura de las células tumorales frente al sistema inmune, que ahora sí que las ataca y acaba con ellas. Muchos tumores sólidos con dMMR parecen responder bien a este tipo de tratamiento.

El resultado: muy prometedor, pero aún no definitivo

Recapitulando, el dostarlimab es uno de los medicamentos empleados en este tipo de inmunoterapia, indicado hasta ahora en tumores de endometrio con dMMR. La novedad del ensayo clínico citado es que se estaba probando la eficacia y seguridad de su uso en pacientes con adenocarcinoma de colon con dMMR de estadios II y III, ya que este tipo de tumores parece ser sensible a la inmunoterapia anti-PD-1.

Los resultados, aunque deben ser interpretados con cierta cautela (no podemos dejar de señalar que al tratarse de un ensayo clínico de fase II realizado sobre una cohorte reducida deberán replicarse en estudios mayores) han sido tremendamente positivos. Tanto que han sorprendido a los propios autores del trabajo: originalmente, pensaban administrar quimioterapia a aquellos pacientes que no lograsen la remisión completa tras la administración de dostarlimab, a fin de estudiar la eficacia de la terapia coadyuvante, pero esto no ha hecho falta debido a que la remisión se ha dado en el 100% de los 12 pacientes.

La noticia es por ello muy esperanzadora. Eso sí, además de que deberá replicarse en la fase III para llegar a la realidad clínica, los científicos también recuerdan que hará falta más tiempo de seguimiento de los pacientes para determinar si esta respuesta al tratamiento es definitiva.

 

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